Depresión y estrés laboral

La depresión y el estrés laboral son problemas comunes en el ámbito laboral que pueden tener graves consecuencias para la salud mental y física de los trabajadores.

El estrés laboral se puede definir como la respuesta emocional, cognitiva y conductual de un individuo a un desequilibrio entre las demandas de su trabajo y sus recursos para hacerles frente.

La depresión, por su parte, es un trastorno del estado de ánimo que afecta la capacidad de una persona para funcionar en su vida diaria.

Ambos problemas están estrechamente relacionados y pueden afectar el bienestar de los trabajadores y la productividad de la empresa.

Hombre triste con una caja de carton en la cabeza en traje y corbata

¿Qué es la depresión?

La depresión mayor es un trastorno mental del estado de ánimo, caracterizado por un cuadro sintomático que abarca un amplio rango de severidad, que puede ir desde los síntomas más leves y moderados hasta los más graves.

En dicho cuadro sintomático predominan los síntomas de tipo afectivo, como la experimentación de tristeza, apatía, irritabilidad, anhedonia, baja autoestima, sentimientos de culpabilidad, desmotivación, perdida de la esperanza y embotamiento afectivo.

Pese a ser un trastorno del estado de ánimo, también se da con frecuencia síntomas de tipo somático-motores, entre los que se incluyen:

  • Insomnio o hipersomnia.
  • Sensación de fatiga.
  • Hipobiotonia (falta de vitalidad).
  • Enlentecimiento o agitación.
  • Catatonia (inmovilidad muscular).
  • Disminución o aumento del apetito.
  • Aumento o disminución de peso (más de un 5% superior o inferior de la masa corporal).

Síntomas cognitivos:

  • Disminución de la capacidad de concentración y atención.
  • Alteración en la capacidad lógica y racional de pensar.
  • Rumiaciones o pensamientos automáticos negativos.

Sin embargo, para establecer el diagnostico de depresión mayor solo deben producirse al menos cinco de los síntomas antes mencionados, siendo necesarios la presencia de uno de los dos síntomas afectivos siguientes:

  1. Estado de ánimo deprimido.
  2. Perdida del interés general.

Todo ello debe tener un periodo superior a dos semanas durante la mayor parte del día.

Aunque la duración entre el inicio y la remisión completa del trastorno varía de un individuo a otro, pudiendo durar desde unos pocos meses o mantenerse hasta varios años, la sintomatología puede variar con el tiempo, con fluctuaciones del estado de ánimo.

La depresión mayor puede cursar con los síntomas generales que hemos visto anteriormente o con predominancia de síntomas melancólicos, catatónicos, psicóticos, con ansiedad, de características mixtas o de inicio en el postparto.

Mujer triste sentada con las manos en la cara

 

¿Cómo evaluamos la depresión?

La forma habitual para evaluar la depresión, el grado de severidad y el subtipo, es mediante la entrevista psicológica y una batería de cuestionarios estandarizados, entre los que se destacan entre los más utilizados:

– Escala de depresión de Hamilton (HAM-D)

– Escala para la depresión de Zung (ZSDS)

– Inventario de depresión de Beck (BDI/BDI-II)

– Inventario de depresión para niños (CDI-S)

– Escala de depresión geriátrica (GDS)

– Escala de ansiedad y depresión en el hospital (MADRS)

– MINI (Entrevista Internacional Neuropsiquiátrica MINI)

– Escala del Centro de Estudios Epidemiológicos de la Depresión (CES-D)

Por todo ello, la depresión no solo se clasifica como uno de los trastornos mentales más discapacitantes, sino que también llega a ser uno de los trastornos psicológicos con mayor comorbilidad y más frecuentes entre la población.

 

¿Qué relación hay entre la depresión y el estrés laboral?

Se han postulado diversas hipótesis y teorías sobre las causas del trastorno depresivo: vulnerabilidad genética, alteraciones químicas o estructurales en el cerebro, así como factores ambientales (estrés laboral, trabajo, familia, nivel económico, etc.).

Y es que el estrés laboral y la depresión guardan una estrecha relación. Ello es debido a que puede ser un factor desencadenante o contribuyente a la aparición de la depresión.

Los síntomas más comunes del estrés laboral son:

– Fatiga y cansancio persistente, incluso después de un buen descanso.

– Dificultad para concentrarse en el trabajo.

– Cambios en el apetito, que pueden llevar a comer en exceso o a no comer lo suficiente.

– Insomnio o dificultad para conciliar el sueño.

– Dolores de cabeza frecuentes.

– Tensión muscular y dolores corporales.

– Sentirse ansioso, irritable o deprimido.

– Problemas gastrointestinales, como dolores de estómago, náuseas o diarrea.

– Aislamiento social o falta de motivación para participar en actividades sociales.

– Aumento del consumo de alcohol, tabaco o drogas para aliviar los síntomas.

El estrés crónico y persistente en el trabajo puede desencadenar cambios en el cerebro y en los sistemas de respuesta al estrés, lo que a su vez puede aumentar el riesgo de desarrollar depresión.

Por otro lado, la depresión también puede aumentar la susceptibilidad al estrés laboral.

Las personas con depresión pueden ser más propensas a experimentar síntomas de estrés en el trabajo debido a una mayor sensibilidad emocional, menor capacidad para hacer frente a situaciones estresantes y una menor motivación para trabajar.

Además, el estrés laboral y la depresión comparten síntomas y efectos fisiológicos, como la fatiga, la disminución de la concentración y la irritabilidad.

Estos síntomas pueden interactuar y exacerbar los efectos negativos de ambos trastornos, lo que puede empeorar la salud mental y física de las personas afectadas.

En resumen, la relación entre el estrés laboral y la depresión es bidireccional y compleja, ya que pueden interactuar y aumentar el riesgo de la aparición o empeoramiento del otro.

Esto último subraya la importancia de abordar tanto el estrés laboral como la depresión en conjunto, para prevenir y tratar de manera efectiva ambos trastornos.

Dibujo de una persona triste tumbada en la cama

 

¿Cómo se trata la depresión causada por el estrés laboral?

Respecto al tratamiento de la depresión y el estrés laboral se puede abordar desde dos perspectivas: terapia psicológica y terapia farmacológica.

Dentro de las terapias psicológicas hay innumerables métodos:

1. Terapia cognitiva

Se centra en identificar y cambiar patrones de pensamiento negativos o distorsionados que contribuyen al estrés laboral.

También incluye técnicas de relajación y estrategias para manejar situaciones estresantes.

2. Activación conductual

En esta terapia, se alienta a las personas a participar en actividades agradables y significativas para ellos. Ello se hace con el fin de aumentar la actividad y mejorar el estado de ánimo.

3. Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT)

Se enfoca en ayudar a las personas a aceptar el estrés como una parte normal de la vida. En lugar de tratar de evitarlo, aprender a manejarlo de manera más efectiva.

También se centra en la identificación y el logro de metas personales importantes para aumentar la satisfacción laboral.

4. Entrenamiento en habilidades de afrontamiento

Esta terapia implica la enseñanza de habilidades específicas para manejar situaciones estresantes en el trabajo.

Estas habilidades pueden incluir la comunicación efectiva, la resolución de conflictos y la gestión del tiempo.

5. Mindfulness

Esta técnica se centra en la atención plena del momento presente. Puede ayudar a las personas a reducir el estrés y la ansiedad asociados con el trabajo.

La meditación y la práctica de la atención plena son comunes en la terapia de mindfulness.

 

Es importante recordar que el tratamiento adecuado para la depresión y el estrés laboral dependerá de la persona y la gravedad de sus síntomas. Por lo que el profesional decidirá qué estrategia utilizar según el paciente y sus características.

En resumen, la depresión es un trastorno del estado de ánimo con síntomas afectivos y cognitivos. Mientras que el estrés laboral es una respuesta emocional a un desequilibrio entre las demandas del trabajo y los recursos del individuo.

Ambos problemas están estrechamente relacionados y pueden afectar la salud mental y física de los trabajadores. Y con ello, la productividad de la empresa.

Dibujo de una chica de espaldas columpiandose sobre un fondo azul

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