La cuarta ola ha llegado: la de salud mental. Durante la pandemia del covid-19 ha habido un incremento muy significativo de dificultades, síndromes y trastornos como la ansiedad.
Durante un brote de una enfermedad infecciosa, en particular si la información es cambiante o exagerada en los medios de comunicación, la ansiedad puede volverse excesiva. Hay gente que nunca ha sentido ansiedad y esto puede provocarles miedo.
Hoy veremos qué es la ansiedad, qué son los ataques de pánico, qué hacer ante un ataque de pánico y cómo superar la ansiedad.
Ansiedad: qué es
Para empezar, la ansiedad es algo NORMAL que TODAS LAS PERSONAS sentimos en algunos momentos.
Al igual como sientes alegría, ira, tristeza o asco ante determinadas situaciones, también sentimos ansiedad. Suele aparecer en situaciones que son nuevas para nosotros, que nos generan cierta incertidumbre o en las que sabemos que tenemos que rendir y sentimos inseguridad.
La ansiedad por lo tanto aparece cuando sentimos que estamos en peligro.
Nuestros antepasados ya sentían ansiedad, cuando se enfrentaban a un peligro real como podía ser salir a cazar, o bien ante un peligro imaginado como podía ser ver moverse un arbusto e imaginar que había un depredador.
Sin embargo, hoy en día nuestras amenazas han cambiado. No tenemos que cazar, pero tenemos otro tipo de peligros: un examen, una entrevista, tomar decisiones importantes, etc. Y nuestra respuesta es la misma que la de nuestros antepasados al enfrentarnos a un depredador.
En definitiva, la ansiedad es una RESPUESTA FÍSICA AUTOMÁTICA cuyos síntomas físicos son: opresión en el pecho, mareos, sudoración, hormigueo, temblores. Estos síntomas aparecerán cuando pensemos que nos vamos a enfrentar a algo que nos parece peligroso.
Por ello, la ansiedad se trata de una respuesta normal y funcional ya que nos ha servido para ponernos a salvo y sobrevivir.
Ataque de ansiedad vs pánico
La gente usa mucho la expresión “estoy sufriendo un ataque de ansiedad” con un uso coloquial. Normalmente, se refieren a que están sufriendo ansiedad por algo que está sucediendo, es decir, existe un desencadenante identificable.
La ansiedad se convierte en un problema cuando no aparece en situaciones concretas que nos ayudan a rendir, sino que aparece con una intensidad elevada, con una frecuencia elevada y con una duración exagerada con respecto al estímulo que ha provocado la ansiedad.
La diferencia con un ataque de pánico es que son imprevistos, y al ser de forma súbita a muchas personas les ocurre que piensan que van a morir.
Ataque de pánico: Síntomas
Un ataque de pánico se caracteriza por provocar cuatro o más de estos síntomas:
- Palpitaciones, golpeteo del corazón o aceleración de la frecuencia cardiaca
- Sudoración
- Temblor o sacudidas
- Sensación de dificultad para respirar o asfixia
- Sensación de ahogo
- Dolor o molestias en el tórax
- Náuseas o malestar abdominal
- Sensación de mareo, inestabilidad, aturdimiento o desmayo
- Escalofríos o sensación de calor
- Parestesias (sensación de entumecimiento o de hormigueo)
- Desrealización (sensación de irrealidad) o despersonalización (separarse de uno mismo)
- Miedo de perder el control o de volverse loco
- Miedo a morir
Qué es un ataque de pánico
Estos síntomas provocan miedo, ya que las sensaciones físicas que experimentan son tan fuertes que les llevan a pensar que va a suceder algo muy dañino. Por ejemplo, sufrir un ataque al corazón, un ataque cerebral, perder el control o incluso volverse loco.
Estos pensamientos negativos aparecen simultáneamente con las reacciones fisiológicas.
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Hablamos de un trastorno de pánico, un tipo de trastorno de ansiedad, cuando los ataques de pánico empiezan a ser muy frecuentes y muy intensos.
La persona empieza a estar tan pendiente de ellos, que al mínimo cambio corporal que siente, o a la mínima sensación que nota, se asusta y cree que le va a dar un ataque de pánico.
Se crea un miedo persistente a sufrir ataques de pánico, es decir, miedo a pasar miedo.
Por lo que la persona empieza a tener miedo a tener un ataque de pánico y empezará a huir de las situaciones en las que predice que va a tener uno.
Esto lo puede llevar a una agorafobia: miedo a sufrir un ataque de pánico en una situación en la que es difícil escapar y/o recibir ayuda.
Puede aparecer de forma espontánea en la vida de cualquier persona, pero suele aparecer en momentos de estrés, en problemas prácticos de la vida.
Ansiedad: Cómo controlarla
Como vemos, la ansiedad es una respuesta física normal ante situaciones que consideramos peligrosas. Sin embargo, puede volverse un problema y forma parte de muchos trastornos, cuando salta constantemente la señal de alarma sin haber un estímulo desencadenante.
Para empezar a controlar la ansiedad, hay algo muy importante que debes saber. Y es que LA ANSIEDAD NO ES INFINITA, HAY UN MÁXIMO. Por lo que, todas las conductas de escape y evitación que estás llevado a cabo, a pesar de lograr un alivio momentáneo, son la principal causa de que sigas sufriendo el pánico y/o la agorafobia.
Como hemos visto, la ansiedad sirve para ponernos a salvo. Por lo tanto, interviene el sistema nervioso autónomo simpático y parasimpático. Ambos sistemas son complementarios y realizan funciones contrarias: el simpático activa el organismo y el parasimpático lo desactiva.
Cuando el cerebro juzga una situación como peligrosa, éste activa el simpático, dando orden a las glándulas suprarrenales, que son las que proporcionan adrenalina y noradrenalina, las cuales van a acelerar nuestro organismo.
Al mismo tiempo, el parasimpático frena la activación, neutralizando la adrenalina y la noradrenalina, haciendo que el ataque no dure demasiado.
Este mecanismo es el que hace que la ansiedad no suba nunca al infinito: Tiene un pico máximo y, después de llegar a él, inevitablemente baja. Cuando el sistema vuelve a la normalidad es habitual sentirse muy cansado, ya que el organismo ha gastado mucha energía.
LA CURVA DE LA ANSIEDAD
La Terapia Cognitivo-Conductual se considera entre los tratamientos de elección para los individuos afectados por el trastorno por pánico.
Los progresos en los enfoques de tratamiento cognitivo-conductual reconocen el papel de los estímulos desencadenantes internos y específicos y de los factores atribucionales cognitivos para el pánico.
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BIBLIOGRAFÍA
American Psychiatric Association – APA. (2014). Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales DSM-5 (5a. ed. –.). Madrid: Editorial Médica Panamericana.
Michelle G. Craske y Michael R. Lewin (2007). Trastorno por pánico. En E. V. Caballo. Manual para el tratamiento cognitivo-conceptual de los trastornos psicológicos (pp. 113-136). Madrid, España, Siglo XXI de España Editores, S. A.
Nicolini H. (2020). Depresión y ansiedad en los tiempos de la pandemia de COVID-19. Cirugia y cirujanos, 88(5), 542–547. https://doi.org/10.24875/CIRU.M20000067